Quiereme si te atreves

- ¿Hay alguien en tu vida? 
- Querrás decir en mi cama, no hay nadie en mi cama si es lo que quieres saber. Nadie que no pueda cambiar con las sábanas.
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La felicidad. El lote completo del tirano que quise ser desde mi infancia. De modo que ser adulto era esto, tener un velocímetro que marca de 0 a 210, pero no ir nunca a más de 60.
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Los amigos son como las gafas: te hacen parecer inteligente pero se rallan enseguida y no veas si cansan...
Afortunadamente a veces uno encuentra gafas que molan
yo, tengo la tengo a ella.

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¿Un juego de idiotas? tal vez. Pero era nuestro juego. 

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- Hay dos o tres cosas que nunca me has pedido y lo lamento. Habría sido capaz. 
- ¿Qué cosas? 
- Comer hormigas, insultar a los parados que salen del Inem... amarte como loco. 

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Y ya está, así es como ganamos la partida. Juntos, y felices. Y ahí, sepultados bajo el hormigón, por fin pudimos compartir nuestro sueño de infancia: el sueño de un amor sin fin.